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Altas Capacidades

Las neurociencias nos están revelando cómo  se desarrolla el cerebro de las personas superdotadas y de altas capacidades (precocidad intelectual, talentos), así como su configuración final, muy diferente al de las personas estándar. El caso es que existe una diferencia de grosor cortical en los primeros años de vida, lo que le permite desarrollar una red de circuitos neuronales de pensamiento de alto nivel, y que a los 12 o 13 años se da una reducción, dando lugar a un cerebro más flexible.

Podemos señalar conforme la evidencia científica que los sujetos de altas capacidades piensan y sienten de forma distinta, ven los problemas desde otra perspectiva, aprenden de otra manera, utilizan formas muy distintas en la resolución de problemas y, en definitiva, tienen formas muy distintas de aprendizaje.

Por ello, las altas capacidades es un fenómeno que afecta al individuo desde una dimensión intelectual,  emocional y motivacional. Sobre ellos recaen falsos mitos y creencias desfavorables para su desarrollo armónico  a nivel personal, social, intelectual, académico y familiar. Las consecuencias de no detectar, no evaluar, ni actuar en edades tempranas o en determinadas fases del menor llegan a generar disincronía o desajustes, incluso identificarlos con otras patologías por error, TDA-H, Asperger, entre unas de tantas, que limitan su desarrollo, incluso generar desajustes emocionales y de conducta más severos, como:

  • Pueden presentar dificultades de aprendizaje específicas por la disincronía o desajustes emocionales, social, familiar y escolar.
  • Se les suele etiquetar como vagos y desmotivados (disincronía escolar).
  • Hasta un tercio de las dificultades de aprendizaje esconden habilidades excepcionales.
  • Los talentos no atendidos rinden por debajo de su potencial y tienden al fracaso.
  • La disincronía externa escolar retroalimenta el desajuste interno emocional.
  • La frustración que acompaña a las altas capacidades combina falta de motivación, miedo al fracaso, indefensión aprendida, y baja autoestima.
  • La focalización en el desarrollo cognitivo en periodos críticos del desarrollo puede provocar que no se desarrollen plenamente los ámbitos sociales, fisiológicos y psicológicos.
  • El mundo interno del superdotado puede chocar con su entorno y llevarle a estados ansiosos y depresivos.
  • La sobreexcitabilidad no satisfecha es fuente de ansiedad y suele derivar en trastornos psicosomáticos, comportamentales y de aprendizaje.
  • Las prevención y orientación temprana podría prevenir trastornos de personalidad y episodios de delincuencia, consumo de drogas u otras adicciones, depresiones, actitudes suicidas, etc.
  • Muchos superdotados se refugian en la intelectualización como mecanismo de defensa para no decepcionar a su entorno con el consiguiente sufrimiento emocional.
  • Entre los principales problemas académicos y trastornos de la conducta y/o personalidad entre los niños en «alto potencial» encontramos bajo rendimiento académico, desmotivación, hiperactividad e inatención, alteraciones emocionales, hipersensibilidad. En conductas más graves, problemas psicóticos, desintegración social y de la identidad, abusos de sustancias, trastornos depresivos, incluso auto lesivos.

La disincronía suelen ir acompañadas de la fijación por parte del entorno en déficit y en la dificultad, más que en el talento, con importante impacto negativo en la formación de la autoestima del niño. La falta de comprensión por parte de los educadores a menudo va de la mano de un apoyo educativo y orientación insuficientes. Es necesario conocer los rasgos más característicos del sujeto con alta capacidad, así como su manera de aprender, sentir, de procesar la información que reciben o de interactuar con el entorno.

Desde este paradigma, proponemos la intervención integral en beneficio del niño o del menor, de manera directa y personalizado en lo cognitivo, motivacional, emocional, académico y orientación e intervención a las familias y asesoramiento al centro escolar.